Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.Juan 6:35..... Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para VIDA ETERNA.Juan 4:14

jueves, 25 de noviembre de 2010

Saludo Semanal. ¿Porqué la gente grita?

¡Qué gran bendición es para nosotros compartir de Dios y de lo que nos enseña en su Palabra! Bienvenidos al Saludo Semanal hermanos y amigos. La comunión del Espíritu sea con ustedes.



Hablar con Dios es un privilegio, que aunque inmerecido, está disponible para todos los hombres gracias a la mediación de Cristo. Él hace posible que los hombres puedan estar en contacto personal con Dios y comentarle las cosas que nos ocurren diariamente. Cada persona tiene su manera particular de acercarse a Dios para orar (hablar con Él). No existe una forma particular que sea recomendada en la Biblia como la manera correcta de orar. Por eso vemos, dependiendo de los énfasis de las distintas denominaciones, misiones o concilios, diversas formas de orar. Al respecto, sería importante recordar que Dios no se distrae observando nuestra forma de orar, sino que mira lo que hay en nuestro corazón y la motivación que nos impulsa a hablar con Él. Miremos en la Biblia una forma interesante de orar…

1Samuel 1:9-10,13 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente… Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria...

Samuel 1:20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.



Esta es la historia de una mujer que no podía tener hijos. Viene ante Dios y le abre su corazón de una manera muy conmovedora, y le pide un hijo. Llama la atención lo silenciosa de esta oración, pues no salían palabras de su boca; sus labios solamente se movían pero de ellos no salía sonido alguno.

Esto, de alguna manera, ilustra lo cercano que esta mujer estaba de Dios. Tenía la seguridad de que Dios la escuchaba aún sin pronunciar palabra. Sabía que no necesitaba hablar y mucho menos “gritar”. Le bastaba abrir su corazón a Dios con la convicción de que su Dios cercano la escucharía.

Muchas veces nuestras oraciones son hechas en medio de gritos. De pronto motivado por la angustia del momento, de la urgencia de una respuesta, del dolor de una situación adversa, de la ansiedad que produce sobrellevar una carga durante largos periodos de tiempo. A veces pareciera como si Dios no nos oyera y gritamos para que nos oiga. No nos oye, solemos pensar por momentos.

La situación de esta mujer era altamente angustiosa, terriblemente desesperante, dolorosa en extremo, soportada por largo tiempo… pero no salió de su boca un solo grito. Estaba cerca de Dios y solo le bastó abrir su corazón, y llorar delante de Él. Dios le respondió de acuerdo a su petición: le concedió el hijo deseado.

El archivo adjunto fue muy especial para nosotros, esperamos que también te ayude a reflexionar sobre lo cerca que debemos estar de Dios.

Que el Soberano Dios a quien pertenecemos y a quien servimos nos ayude a acercarnos más a Él cada día. ¡Que la comunión del Espíritu sea con ustedes!

Pastor Efrahim y Rebecca.

Descargar archivo Porque la gente grita.doc


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