Gracias por permitirnos llegar cada semana con estos saludos que, a la luz de las Escrituras, presentan facetas variadas de la vida cristiana, con el propósito de ayudar a ajustarnos cada día más a lo que Dios espera de nosotros. Bienvenidos a un nuevo Saludo Semanal hermanos y amigos. Bendiciones para todos.
Mateo 5:14-16 "Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. (15) Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. (16) Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”.
En esta porción del Sermón del Monte, Jesús expresa lo que Él espera de sus seguidores: que demos a conocer a Dios con nuestra forma de vivir. Que nuestro hacer en el cotidiano vivir refleje el amor de Dios. Es una responsabilidad de todos los que decimos ser seguidores de Jesús, enseñar a los hombres a alabar a Dios. En consecuencia, todo lo que hagamos debe encaminarse a mostrar a la humanidad entera, razones válidas para dar a Dios el reconocimiento y la adoración que solo Él merece.
Equivocadamente, las buenas obras o las buenas acciones, son presentadas por algunas confesiones religiosas como el medio por el cual nos reconciliamos con Dios, luego que el pecado produjera separación entre Él y los hombres. No, la Biblia nos enseña que esta reconciliación es un regalo de Dios y que nosotros nos apropiamos de ese regalo mediante la fe en la persona y la obra de nuestro Señor Jesucristo, y no por la práctica de buenas obras.
Cabe preguntar entonces, ¿Sirve de algo hacer buenas obras? ¿Es obligación del creyente practicarlas? La respuesta a esta pregunta es un sí rotundo. Si bien las buenas acciones no nos reconcilian con Dios, son la demostración de que estamos viviendo como Él espera que vivamos. Es más, es a través de estas buenas acciones como los hombres van a conocer a Dios. Él nos trajo a su presencia para que practicando las buenas obras, mostremos al mundo su existencia y su amor por todos los hombres. Todas las criaturas, sin tener en cuenta su estado delante de Dios, independientemente de su condición de “malos” o “buenos”, deben ser alumbradas por la luz que se desprenda de buenas acciones de sus seguidores, no para alabanza de quienes las practican, sino para la alabanza de Dios Padre.
Respondamos la siguiente pregunta y tendremos un desafío no solo para esta semana, sino para el resto de nuestra vida ¿Qué tanto está dando a conocer a Dios nuestra forma de vivir, en medio de las personas con las cuales nos relacionamos diariamente? No dejen de leer el archivo adjunto, estamos seguros que será de inspiración para ustedes…
Que el Soberano Dios a quien pertenecemos y a quien servimos abunde en gracia sobre cada uno de nosotros, para gloria de su nombre.
Pastor Efrahim y Rebecca.
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